domingo, 21 de noviembre de 2010

No Sé de Qué Quiero Escribir

Sólo sé que me estoy sintiendo como el ajo, que emergen de mis huesos y mis músculos recuerdos que me humillan y duelen: pre-persona, no-persona, no sé qué clase de persona soy. A veces siento verguenza de cada pequeña cosa que escribo, digo o hago, como si no tuviera ni derecho a existir.

Cuando no obtengo respuesta de la gente me preocupo y tampoco me doy cuenta de que no todo el mundo percibe como yo. Soy una rematada idiota ingenua pelotuda: soy mujer? NO, sólo soy una rematada pelotuda que tiene por género mujer. Medio ahogada por esta rutina asfixiante y sucia. Una oficina inútil en medio del living -para cuidar a los niños- que sirve para que los más viejos me llenen de ruido y de ruido y no me puedo concentrar. Y el ruido de mi cabeza, permanece. Lo peor, sin embargo, es la sensación de depresión, de ser vieja e invisible y no importar a nadie: para el bebé soy una teta, para el padre soy un coño, para las hijas un par de orejas y manos para servir y acariciar. Y por dentro, el volcán bulle: mira adonde dejas la basura, dice la canción. Y me siento a punto de explotar. Se acumulan en mis pechos las respuestas. Por mi parte, tampoco, Pizarnik, puedo más. Pero sabes que? tampoco importa. Infierno y realidad son uno mismo. Lo que no cambio ahora no será. Mis hijos prevalecen y yo prevalezco y florezco ahora, ya.

Tellier Jorge

Tal vez sea uno de los últimos poetas, si entendemos por tales a quienes tienen una visión distinta de la realidad, capaces de no perder las facetas enriquesedoras del asombro, generalmente inconformistas e incomprensibles para su época. Fue quien mejor supo aunar las imágenes de un realismo secreto, fundado no sólo en las nostalgia del pasado, sino también en la nostalgia del futuro, donde se puede vivir de una manera más humana y tangible para los demás:

"No fue el helado viento

quien marchitó las ramas.Quien marchitó las ramas fui yo, que les conté

mis sueños."

SENTADOS FRENTE AL FUEGO

Sentados frente al fuego que envejece

miro su rostro sin decir palabra.

Miro el jarro de greda donde aún queda vino,

miro nuestras sombras movidas por las llamas.

Esta es la misma estación que descubrimos juntos,

a pesar de su rostro frente al fuego,

y de nuestras sombras movidas por las llamas.

Quizá si yo pudiera encontrar una palabra.

Esta es la misma estación que descubrimos juntos:

aún cae una gotera, brilla el cerezo tras la lluvia.

Pero nuestras sombras movidas por las llamas

viven más que nosotros.

Sí, ésta es la misma estación que descubrimos juntos:

-Yo llenaba esas manos de cerezas, esas

manos llenaban mi vaso de vino-.

Ella mira el fuego que envejece.



Fragmentos de algunos poemas del autor:

"Trenes que no has de beber..."

Yo me invito a entrar

a la casa del vino

cuyas puertas siempre abiertas

no sirven para salir.

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Viajemos, antes que las aves

den comienzo al verano,cuando vuelvan al estero en busca de su olvidada imagen.

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Un amigo del sur

me ha enviado una manzana demasiado hermosa

para comerla de inmediato.

La tengo en mis manos:

es pesada y redonda

como la Tierra.

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Una locomotora de lata

abandonada en la basura

Una araña teje en ella su red

y sólo atrapa una gota de rocío.

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Hay que amar la locomotora como a un gran animal doméstico

amar sus resoplidos,

sus nubes de vapor;

la lluvia de hollín con que te bautiza cada estación.

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El invierno de la realidad oculta una Bella Durmiente y ella despertará con las palabras de los poetas de hace uno o dos mil años.

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Solo nos queda mirar la luz de luciérnaga,

ese débil chispazo de la hoguera del verano

más débil que la memoria de una ola.

Miremos la luz de la luciérnaga.

A ella se ha reducido el mundo.

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Eres el único habitante

de una isla que solo tú conoces,

rodeada del oleaje del viento

y del silencio rozado apenaspor las alas de una lechuza

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No soñamos

con ser médicos ni abogados,

ni empleados de banco. Para otros está

el pasear como tenientes con las buenas muchachas del pueblo (sin embargo, cuánto daríamos para que

apareciera una mujer en el frío

lecho de estudiante).

Camino

con el cuello del abrigo alzado

esperando aparecer luces

de algún perdido bar

mientras huellas de amores

que nunca tuve

aparecen en mi corazón

como en la ciudad los rieles de los tranvías que dejaron

hace tanto tiempo de pasar.

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Cuando todos se vayan a otros planetas

yo quedaré en la ciudad abandonada

bebiendo un último vaso de cerveza,

y luego volveré al pueblo donde siempre regreso

como el borracho a la taberna

y el niño a cabalgar

en el balancín roto.

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Ninguna ciudad es más grande que mis sueños

Volveré al invierno del sur

cuando las raíces blanquedas por la lluvia

muestren la calavera del tiempo

bajo el sorpresivo vuelo de carbón y nieve

de queltehues que no se cansan de pedir agua.

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ARTE POETICA

(VICENTE HUIDOBRO)

Que el verso sea como una llave

Que abra mil puertas.

Una hoja cae; algo pasa volando;

Cuanto miren los ojos creado sea,

Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;

El adjetivo, cuando na da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.

El músculo cuelga,

Como recuerdo, en los museos;

Mas no por eso tenemos menos fuerza:

El vigor verdadero

Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh, Poetas!

Hacedla florecer en el poema;

Solo para nosotros

Viven todas la cosas bajo el Sol.

El poeta es un pequeño Dios.


http://html.rincondelvago.com/jorge-teillier.html

sábado, 20 de noviembre de 2010

Huidobro

Balada de lo que No Vuelve

Venía hacia mi por la sonrisa
por el camino de su gracia
y cambiaba las horas del día.
El cielo de la noche se convertía en cielo del amanecer.
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros.
Las flores daban campanadas de alegría.
Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido.
Van andando los días a lo largo del año.
¿En donde estás?
Me crece la mirada.
Se me alargan las manos.
En vano la soledad abre sus puertas.
Y el silencio se llena de tus pasos de antaño.
Me crece el corazón.
Se me alargan los ojos, y quisiera pedir otros ojos
para ponerlos allí donde terminan los míos.
¿En donde estás ahora?
¿Que sitio del mundo se está haciendo tibio con tu presencia?
Me crece el corazón como una esponja.
O como esos corales que van a formar islas.
Es inútil mirar los astros.
O interrogar las piedras encanecidas.
Es inútil mirar ese árbol que te dijo adiós el último.
Y te saludará el primero a tu regreso.
Eres sustancia de lejanía.
Y no hay remedio.
Andan los días en tu busca.
A qué seguir por todas partes las huellas de tus pasos.
El tiempo canta dulcemente.
Mientras la herida ciérralos párpados para dormirse.
Me crece el corazón.
Hasta saltar por encima de los árboles
y estrellarse en el cielo.
La noche sabe qué corazón tiene más amargura.
Sigo las flores y me pierdo en el tiempo.
De soledad en soledad.
Sigo las olas y me pierdo en la noche.
De soledad en soledad.
Tú has escondido la luz en alguna parte.
¿En donde?, ¿En donde?
Andan los días en tu busca.
Los días llagados coronados de espinas.
Se caen, se levantan
y van goteando sangre.
Te buscan los caminos de la tierra.
De soledad en soledad.
Me crece terriblemente el corazón.
Nada vuelve.
Todo es otra cosa.
Nada vuelve, nada vuelve.
Se van las flores y las tierras.
El perfume apenas llega
como una campanada de otra provincia.
vienen otras miradas y otras voces.
Viene otra agua en el río.
Vienen otras horas de repente en el bosque.
Todo es otra cosa.
Nada vuelve.
Se fueron los caminos.
Se fueron los minutos y la horas.
Se alejó el río para siempre.
Como los cometas que tanto admiramos.
Desbordará mi corazón sobre la tierra
y el universo será mi corazón.

Pizarnik


La sala de psicopatología

Después de años en Europa
Quiero decir París, Saint-Tropez, Cap
St. Pierre, Provence, Florencia, Siena,
Roma, Capri, Ischia, San Sebastián,
Santillana del Mar, Marbella,
Segovia, Avila, Santiago,
---- y tanto
---- y tanto
---- por no hablar de New York y del West Village con rastros de muchachas estranguladas
---- -quiero que me estrangule un negro –dijo
---- -lo que querés es que te viole –dije (¡oh Sigmund! con vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté en las mejores playas de Europa)
y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada,
y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo.
aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18,
persuadiéndome día a día
de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino,
-una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no figura en el mapa dice:
-El doctor me dice que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo aquí (se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía.
Nietzsche: “Esta noche tendré una madre o dejaré de ser”.
Strindberg: “El sol, madre, el sol”.
P. Éluard: “Hay que pegar a la madre mientras es joven”.
Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire,
pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha,
después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi útero
(y como no pude, busco morir y entrar en la pestilente guarida de la oculta ocultadora cuya función es ocultar)
hablo de la concha y hablo de la muerte,
todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí orgullo por mi virtuosismo –la mahtma gandhi del lengüeteo, la Einstein de la mineta, la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino entre pelos como de rabinos desaseados -¡oh el goce de la roña!
Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al leproso, pero
¿se casarían con el leproso?
Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro,
sí, de eso son capaces,
pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como ustedes:
-¿Podrías hacer un chiste con todo esto, no?
Y
sí,
aquí en el Pirovano
hay almas que NO SABEN
por qué recibieron la visita de las desgracias.
Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que la sala –verdadera pocilga- esté muy limpia, porque la roña les da terror, y el desorden, y la soledad de los días vacíos habitados por antiguos fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la infancia.
Oh, he besado tantas pijas para encontrarme de repente en una sala llena de carne de prisión donde las mujeres vienen y van hablando de la mejoría.
Pero
¿qué cosa curar?
Y ¿por dónde empezar a curar?
Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
-¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al inagotable fluir del murmullo. A veces –casi siempre- estoy húmeda. Soy una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y cogerme a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda me la chuparán) a fin de que me exorcisen y me procuren una buena frigidez.
Húmeda.
Concha de corazón de la criatura humana,
corazón que es un pequeño bebé inconsolable,
“Como un niño de pecho he acallado mi alma” (Salmo)
Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia prestigiosa (si me quisieran un poquito me ayudarían a anularla)
oh no es que quiera coquetear con la muerte
yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a fuerza de prolongarse,
(ridículamente te han adornado para este mundo –dice una vida apiadada de mí)
Y
Que te encuentres con vos misma –dijo.
Y yo le dije:
Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finaliza en la fusión de los contrarios.
El suicidio determina
un cuchillo sin hoja
al que le falta el mango.
Entonces:
adiós sujeto y objeto,
todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales,
ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión y del encuentro,
fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolución de sociedades de consumo,
y lejos de enmierdantes simulacros de medir el tiempo mediante relojes, calendarios y demás objetos hostiles,
lejos de las ciudades en las que se compra y se vende (oh, en ese jardín para la niña que fui, la pálida alucinada en los suburbios malsanos por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que no has tenido madre -ni padre, es obvio-).
De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18,
en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación de absoluta NO-ALIANZA con Ellos
-Ellos son todos y yo soy yo
finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrán ayudar,
pero a veces –a menudo- los recontraputeo desde mis sombras interiores que estos mediquillos jamás sabrán conocer (la profundidad, cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será ninguno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala,
pero mi viejo se me muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la miseria por no haber sabido ser una mierda práctico, por haber afrontado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber hurgado en lo oculto como un pirata –no poco funesto pues las monedas de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recinto lleno de espejos rotos y sal volcada-
viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos, cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía,
y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié,
oh, es a vos que mi tesoro fue confiado,
te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más,
(vos, yo, a quienes la vida no nos merece)

Sala 18
cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 ó 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque –oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalítica se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?

El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no restañan la herida que supura.
El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o seguramente, le ha causado la vida que nos dan.
“Cambiar la vida” (Marx)
“Cambiar el hombre” (Rimbaud)
Freud:
“La pequeña A. está embellecida por la desobediencia”, (Cartas…)

Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica. Sin duda muchas claves las extrajo de “los filósofos de la naturaleza”, de los “románticos alemanes” y, sobre todo, de mi amadísimo Lichtenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas como:
“El le había puesto nombres a sus dos pantuflas”
Algo solo estaba ¿no?
(¡Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado!)
Y a Kierkegaard
Y a Dostoievski
Y sobre todo a Kafka
a quien le pasó lo que a mí, si bien él era púdico y casto
-“¿Qué hice del don del sexo?” –y yo no soy una pajera como no existe otra;
pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo –tuvo que saber-
que de allí no se vuelve

se alejó –me alejé-
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)
El lenguaje
-yo no puedo más,
alma mía, pequeña inexistente,
decidíte;
te las picás o te quedás,
pero no me toques así,
con pavura, con confusión,
o te vas o te las picás,
yo por mi parte, no puedo más.


Alejandra Pizarnik, 1971
Murió en Buenos Aires, el 25 de septiembre de 1972




Yo no mori. No me alfilereé ninguna parte. Nadie supo más de mi, aunque yo estaba aquí: No era de las más bellas, tampoco fea, sólo invisible. No me suicidé. No di al hijo en adopción.

No desobedeci las tontas leyes del arbol
no escape de la condena absurda
no hui de las espadas del altar de sacrificio
permití que usaran de alimento para perro mi corazón

Fui muerta de muchos modos
supe que la muerte no existía
que el infierno era querer morirse
y despertar cada dia en el mismo lugar
y en la misma condición
estuve muerta si, y empecé, de a poco, a resucitar

Madre Guerrera, Despierta
muéstranos la Danza de Victoria
para Resplandecer en esta oscuridad que ya se marcha.

Lupe (Bolaño, Los Perros Románticos)

Trabajaba en la Guerrero, a pocas calles de la casa de

Julián

y tenía 17 años y había perdido un hijo.

El recuerdo la hacía llorar en aquel cuarto del hotel

Trébol,

espacioso y oscuro, con baño y bidet, el sitio ideal

para vivir durante algunos años. El sitio ideal para

escribir

un libro de memorias apócrifas o un ramillete

de poemas de terror. Lupe

era delgada y tenía las piernas largas y manchadas

como los leopardos.

La primera vez ni siquiera tuve una erección:

tampoco esperaba tener una erección. Lupe habló de su

vida

y de lo que para ella era la felicidad.

Al cabo de una semana nos volvimos a ver. La encontré

en una esquina junto a otras putitas adolescentes,

apoyada en los guardabarros de un viejo Cadillac.

Creo que nos alegramos de vernos. A partir de entonces

Lupe empezó a contarme cosas de su vida, a veces

llorando,

a veces cogiendo, casi siempre desnudos en la cama,

mirando el cielorraso tomados de la mano.

Su hijo nació enfermo y Lupe prometió a la Virgen

que dejaría el oficio si su bebé se curaba.

Mantuvo la promesa un mes o dos y luego tuvo que

volver.

Poco después su hijo murió y Lupe decía que la culpa

era suya por no cumplir con la Virgen.

La Virgen se llevó al angelito por una promesa no

sostenida.

Ya no sabía qué decirle.

Me gustaban los niños, seguro,

pero aún faltaban muchos años para que supiera

lo que era tener un hijo.

Así que me quedaba callado y pensaba en lo extraño

que resultaba el silencio de aquel hotel.

O tenía las paredes muy gruesas o éramos los únicos

ocupantes

o los demás no abrían la boca ni para gemir.

Era tan fácil manejar a Lupe y sentirte hombre

y sentirte desgraciado. Era fácil acompasarla

a tu ritmo y era fácil escucharla referir

las últimas películas de terror que había visto

en el cine Bucareli.

Sus piernas de leopardo se anudaban en mi cintura

y hundía su cabeza en mi pecho buscando mis pezones

o el latido de mi corazón.

Eso es lo que quiero chuparte, me dijo una noche.

¿Qué, Lupe? El corazón.

.............................................

Cass era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. Medio india, con un cuerpo flexible y extraño, un cuerpo fiero y serpentino y ojos a juego. Cass era fuego móvil y fluido. Era como un espíritu embutido en una forma incapaz de contenerlo. Su pelo era negro y largo y sedoso y se movía y se retorcía igual que su cuerpo. Cass estaba siempre muy alegre o muy deprimida. Para ella no había término medio. Algunos decía que estaba loca. Lo decían los tontos. Los tontos no podían entender a Cass. A los hombres les parecía simplemente una maquina sexual y no se preocupaban de si estaba loca o no. Y Cass bailaba y coqueteaba y besaba a los hombres pero, salvo un caso o dos, cuando llegaba la hora de hacerlo, Cass se evadía de algún modo, los eludía.

Sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no utilizar lo bastante su inteligencia, pero Cass poseía inteligencia y espíritu; pintaba, bailaba, cantaba, hacía objetos de arcilla, y cuando la gente estaba herida, en el espíritu o en la carne, a Cass le daba una pena tremenda. Su mente era distinta y nada más; sencillamente, no era práctica. Sus hermanas la envidiaban porque atraía a sus hombres, y andaban rabiosísimas porque creían que no se sacaba todo el partido posible. Tenía la costumbre de ser buena y amable con los feos; los hombres considerados guapos le repugnaban: “No tienen agallas -decía ella-. No tienen nervio. Confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas… todo fachada y nada dentro…” Tenía un carácter rayando la locura; un carácter que algunos calificaban de locura.


Su padre había muerto del alcohol y su madre se había largado dejando solas a las chicas. Las chicas se fueron con una pariente que las metió en un colegio de monjas. El colegio había sido un lugar triste, más para Cass que para sus hermanas. Las chicas envidaban a Cass y Cass se peleó con casi todas. Tenía señales de cuchilladas por todo el brazo izquierdo, de defenderse en dos peleas. Tenía también una cicatriz imborrable que le cruzaba la mejilla izquierda; pero la cicatriz, en vez de disminuir su belleza, parecía por el contrarío, realzarla.

Yo la conocí en el bar West End unas noches después de que la soltaran del convento. Al ser la más joven, fue la última hermana que soltaron. Sencillamente entró y se sentó a mi lado. Yo quizá sea el hombre más feo de la ciudad, y puede que esto tuviera algo que ver con el asunto.

- ¿Tomas algo?
- Claro, ¿Por qué no?

No creo que hubiese nada especial en nuestra conversación esa noche, era sólo el sentimiento que Cass transmitía. Me había elegido y no había más. Ninguna presión. Le gustó la bebida y bebió mucho. No parecía tener edad, pero de todos modos le sirvieron. Quizás hubiese falsificado el carnet de identidad, no sé. En fin, lo cierto es que cada vez que volvía del retrete y se sentaba a mi lado yo sentía cierto orgullo. No sólo era la mujer más bella de la ciudad, sino también una de las más bellas que yo había visto en mi vida. Le eché el brazo a la cintura y la besé una vez.

- ¿Crees que soy bonita?- preguntó.
- Sí, desde luego. Pero hay algo más… algo más que tu apariencia…
- La gente anda siempre acusándome de ser bonita. ¿Crees de veras que soy bonita?
- Bonita no es la palabra, no te hace justicia.

Buscó en su bolso. Creía que buscaba el pañuelo. Sacó un alfiler de sombrero muy largo. Antes de que pudiese impedírselo, se había atravesado la nariz con él, de lado a lado, justo sobre las ventanillas. Sentía repugnancia y horror.

Ella me miró y se echó a reír.

- ¿Crees ahora que soy bonita? ¿Qué piensas ahora, eh?

Saqué el alfiler y puse mi pañuelo sobre la herida. Algunas personas, incluido el encargado, habían observado la escena. El encargado se acercó.

-Mira -dijo a Cass-, si vuelves a hacer eso te echo. Aquí no necesitamos tus exhibiciones.
- ¡Vete a la mierda, amigo! -dijo ella.
- Será mejor que la controles -me dijo el encargado.
- No te preocupes -dije yo.
- Es mi nariz -dijo Cass-, puedo hacer lo que quiera con ella
- No -dije-, a mí me duele.
- ¿Quieres decir que te duele a ti cuando me clavo un alfiler en la nariz?
- Sí, me duele, de veras.
- De acuerdo, no lo volveré a hacer. Ánimo.

Me besó, pero como riéndose un poco en medio del beso y sin soltar el pañuelo de la nariz. Cuando cerraron nos fuimos a donde yo vivía. Tenía un poco de cerveza y nos sentamos a charlar. Fue entonces cuando pude apreciar que era una persona que rebosaba bondad y cariño. Se entregaba sin saberlo. Al mismo tiempo, retrocedía a zonas de descontrol e incoherencia. Esquizoide. Una esquizo hermosa y espiritual. Quizás algún hombre, algo acabase destruyéndola para siempre. Esperaba no ser yo.
Nos fuimos a la cama y cuando apagué las luces me preguntó:
- ¿Cuándo quieres hacerlo, ahora o por la mañana?
- Por la mañana -dije, y me di la vuelta.

Por la mañana me levanté, hice un par de cafés y le llevé uno a la cama.
Se echó a reír.

- Eres el primer hombre que conozco que no ha querido hacerlo por la noche.
- No hay problema -dije-. En realidad no tenemos por que hacerlo.
- No, espera, ahora quiero yo. Déjame que me refresque un poco.

Se fue al baño. Salió enseguida, realmente maravillosa, largo pelo negro resplandeciente, ojos y labios resplandecientes, toda resplandor… Se desperezó sosegadamente, buena cosa. Se metió en la cama.

- Ven, amor.

Fui.

Besaba con abandono, pero sin prisa. Dejé que mis manos recorriesen su cuerpo. Acariciasen su pelo. La monté. Su carne era cálida y prieta. Empecé a moverme despacio y queriendo que durara. Ella me miraba a los ojos.

- ¿Cómo te llamas? -pregunté.
- ¿Qué diablos importa? -preguntó ella.

Solté una carcajada y seguí. Después se vistió y la llevé en coche al bar, pero era difícil olvidarla. Yo no trabajaba y dormí hasta las dos y luego me levanté y leí el periódico. Cuando estaba en la bañera, entro ella con una hoja: una oreja de elefante.

- Sabía que estabas en la bañera -dijo-, así que te traje algo para tapar esa cosa, hijo de la naturaleza.

Y me echó encima, en la bañera, la hoja de elefante.

- ¿Cómo sabías que estaba en la bañera?
- Lo sabía.

Cass llegaba casi todos los días cuando yo estaba en la bañera. No era siempre la misma hora, pero raras veces fallaba, y traía la hoja de elefante. Y luego hacíamos el amor.

Telefoneó una o dos noches y tuve que sacarla de la cárcel por borrachera y pelea pagando la fianza.

- Esos hijos de puta – decía-, sólo porque te pagan unas copas creen que pueden echarte mano a las bragas.
- La culpa la tienes tú por aceptar la copa
- Yo creía que se interesaba por mí, no sólo por mi cuerpo.
- A mí me interesas tú y tu cuerpo. Pero dudo que la mayoría de los hombres puedan ver más allá de tu cuerpo.

Dejé la ciudad y estuve fuera seis meses, anduve vagabundeando; volví. No había olvidado a Cass ni un momento, pero habíamos tenido algún tipo de discusión y además yo tenía ganas de ponerme en marcha, y cuando volví pensé que se habría ido; pero no llevaba sentado treinta minutos en el West End cuando ella llegó y se sentó a mi lado.

- Vaya, cabrón, has vuelto.

Pedí un trago para ella. Luego la miré. Llevaba un vestido de cuello alto. Nuca la había visto así. Y debajo de cada ojo, clavado, llevaba un alfiler de cabeza de cristal. Sólo se podían ver las cabezas de los alfileres, pero los alfileres estaban clavados.

- Maldita sea, aún sigues intentando destruir tu belleza….
- No, no seas tonto, es la moda.
- Estas chiflada.
- Te he echado de menos -dijo
- ¿Hay otro?
- No, no hay ninguno. Solo tú. Pero ahora hago la vida. Cobro diez billetes. Pero para ti es gratis.
- Sácate esos alfileres.
- No, es la moda.
- Me hace muy desgraciado.
- ¿Estás seguro?
- Sí, mierda, estoy seguro.

Se sacó lentamente los alfileres y los guardo en el bolso.

- Porque la gente cree que es todo lo que tengo. La belleza no es nada. La belleza no permanece. No sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien sabes que es por otra cosa.
- Vale -dije-, tengo mucha suerte.
- No quiero decir que seas feo. Sólo que la gente cree que lo eres. Tienes una cara fascinante.
- Gracias.

Tomamos otra copa.

- ¿Qué andas haciendo? -preguntó.
- Nada. No soy capaz de apegarme a nada. Nada me interesa.
- A mí tampoco. Si fueses mujer podrías ser puta.
- No creo que quisiera establecer un contacto tan íntimo con tantos extraños. Debe ser un fastidio.
- Tienes razón, es fastidioso, todo es fastidioso

Salimos juntos, por la calle, la gente aún miraba a Cass. Aún era una mujer hermosa, quizá más que nunca.

Fuimos a casa y abrí una botella de vino y hablamos. A Cass y a mí, siempre nos era fácil hablar. Ella hablaba un rato yo escuchaba y luego hablaba yo. Nuestra conversación fluía fácil sin tensión. Era como si descubriésemos secretos juntos. Cuando descubríamos uno bueno, Cass se reía con aquella risa…, de aquella manera que sólo ella podía reírse. Era como el gozo del fuego. Y durante la charla nos besábamos y nos arrimábamos. Nos pusimos muy calientes y decidimos irnos a la cama. Fue entonces cuando Cass se quito aquel vestido del cuello alto y lo vi… Vi la mellada y horrible cicatriz que le cruzaba el cuello. Era grande y ancha.

- Maldita sea, condenada, ¿Qué has hecho? -dije desde la cama
- Lo intenté con una botella rota una noche. ¿Ya no te gusto? ¿Soy bonita aún?

La arrastré a la cama y la besé. Me empujo y se echo a reír:

- Algunos me pagan los diez y luego, cuando me desvisto no quieren hacerlo. Yo me quedo los diez. Es muy divertido.
- Sí -dije-, no puedo parar de reír… Cass, zorra, te amo… deja de destruirte; eres la mujer con más vida que conozco.

Volvimos a besarnos. Cass lloraba en silencio. Sentí las lágrimas. Sentí aquel pelo largo y negro tendido bajo mí como una bandera de muerte. Disfrutamos e hicimos un amor lento y sombrío y maravilloso.

Por la mañana, Cass estaba levantada haciendo el desayuno. Parecía muy tranquila y feliz. Cantaba. Yo me quedé en la cama gozando su felicidad. Por fin, vino y me zarandeó.

- ¡Arriba, cabrón! ¡Chapúzate con agua fría la cara y la polla y ven a disfrutar del banquete!

Ese día la llevé en coche a la playa. No era un día de fiesta y aún no era verano, todo estaba espléndidamente desierto. Vagabundos playeros en andrajos dormían en la arena. Había otros sentados en bancos de piedra compartiendo una botella solitaria. Las gaviotas revoloteaban, estúpidas pero distraídas. Ancianas de setenta y ochenta, sentadas en los bancos, discutiendo ventas de fincas dejadas por maridos asesinados mucho tiempo atrás por la angustia y la estupidez de la supervivencia. Había paz en el aire y paseamos y estuvimos tumbados por allí y no hablamos muchos. Era agradable simplemente estar juntos. Compré bocadillos, patatas fritas y bebidas y nos sentamos a beber en la arena. Luego abracé a Cass y dormimos así abrazados un rato. Era mejor que hacer el amor. Era como fluir juntos sin tensión. Luego volvimos a casa en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass que viviésemos juntos. Se quedó mucho rato mirándome y luego dijo lentamente “NO”. La llevé de nuevo al bar, le pagué una copa y me fui.

Al día siguiente, encontré un trabajo como empaquetador en una fabrica y trabajé todo lo que quedaba de semana. Estaba demasiado cansado para andar mucho por ahí, pero el viernes por la noche me acerqué al West End. Me senté y esperé a Cass. Pasaron horas. Cuando estaba ya bastante borracho, me vio el encargado.

- Siento lo de tu amiga.
- ¿El qué? -pregunté.
- Lo siento. ¿No lo sabías?
- No
- Suicidio, la enterraron ayer.
- ¿Enterrada? -pregunté. Parecía como si fuese a aparecer en la puerta de un momento a otro. ¿Cómo podía haber muerto?
- La enterraron las hermanas
- ¿Un suicidio? ¿Cómo fue?
- Se cortó el cuello.
- Ya. Dame otro trago.

Estuve bebiendo allí hasta que cerraron. Cass, la más bella de las cinco hermanas, la chica más guapa de la ciudad. Conseguí conducir hasta casa sin poder dejar de pensar que debería haber insistido en que se quedara conmigo en vez de aceptar aquel “NO”. Todo en ella había indicado que le pasaba algo. Yo sencillamente había sido demasiado insensible, demasiado despreocupado. Me merecía mi muerte y la de ella. Era un perro. No, ¿por qué acusar a los perros? Me levanté, busqué una botella de vino, bebí lúgubremente. Cass, la chica más guapa de la ciudad muerta a los veinte años.

Fuera, alguien tocaba la bocina de un coche. Unos bocinazos escandalosos, persistentes. Dejé la botella y aullé “¡MALDITO SEAS, CONDENADO HIJO DE PUTA, CALLATE YA!”.

Y seguía avanzando la noche y yo nada podía hacer.


Madre, Huérfana, Guerrera


Doble llamarada enciende un Corazón de Madre
con ansias de crecer, multiplicarse
fuerza de una evolución que empuja
a darse más allá de la existencia propia
Hembra es la simiente que derrama
el vaso largo que al final no cambia
y el camino recorrido por las aguas blancas
henchidas de deseo vida e ideales

(qué sabemos de amistades entre células?
¿qué saben ellas de competencias entre ellas mismas,
de compenetración y apoyo a la misión total?
la semilla, un camino, todas juntas)

Mas la madre hembra-planeta se desvive
por esa marejada que la compenetra y cambia
y comienza esa alegría, ese sentir, esa comunión total:
soy una y el mundo me cambia
vine a crecer, sentir y hacerme tuya
la sangre me llama a crecer
a sentirme, expandirme, ser canal
tu circularás por mí, amor, me traerás el regalo
de mensajero del viaje del misterio
te arrullaré, te enseñaré las palabras y los modos
por un tiempo Seré Dios
el principio de dios, el comienzo
y desde ahí irá creciendo tu visión

Y sin embargo, soy pequeña
y tengo manos sin garras
soy una pequeña diosa tiranizada y esclava
y toda mi rabia no sirve para
detener a ningún esclavo hambriento:

"Dificultades con las cosas
(Fernando Morales (Argentina)
Concurso Crepúsculo Soñado)

No es que esté solo, mamá, creeme
estoy conmigo y eso es peor
también creeme.
Las cosas son mil veces peores de lo que te imaginás
hay más monstruos de los que pueden tapar tus manos.

Tu protección, mamá
tu lucha a muerte contra las sombras que me acosan
el escudo de tu cuerpo, tus palabras
todo es una arena fácil que deshacen las nuevas aguas.

Aquí en la vereda estoy a merced de los demás
peligran mi triciclo, mis patines
pero más peligra (qué difícil)
mi corazón de creer que la vida es para uno.
Me lo van a pisar, mamá, a ensartar en una pica
me van a bajar del triciclo a cachetazos
me van a decir que el mundo es del que sabe manejarlo
y vos, que nunca me enseñaste a no ser torpe,
vas a venir y me vas a decir mi niño
y yo te voy a mirar y no te voy a decir nada
porque estoy empezando a entender."


Aprender a hacerme grande
aprehender a hacerme loba
a defender el pequeño Pedazo de Cielo
que se me encomendó cuidar
y sacarme la orfandad de alma
esa no-caricia, no-mirada que me habita
formando un espacio que invaden
haciendose pasar por un vacio...

...y es que los hermanitos enfermos
de acaparar sin cagar, gordos enormes
no saben poner sus desechos
en el lugar que no hiera
es preferible para ellos colocarlo donde se dañe alguien más
a sanar el globo entonces, el exceso de energía ese estancado
a eliminar tapones
a hacer los flujos resplandecientes
capaces de depurar.

Mis Niños Florecerán.

viernes, 19 de noviembre de 2010

poesia

Escribiendo poesía en el país de los imbéciles

Mi carrera literaria

Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad

también de Alfaguara, Mondadori. Un no de Muchnik,

Seix Barral, Destino… Todas las editoriales… Todos los

lectores…

Todos los gerentes de ventas…

Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro

para verme a mí mismo:

como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo.

Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.

Escribiendo con mi hijo en las rodillas.

Escribiendo hasta que cae la noche

con un estruendo de los mil demonios.

Los demonios que han de llevarme al infierno,

pero escribiendo.

Octubre de 1990

(Poema hasta ahora inédito de Roberto Bolaño que forma parte de La universidad desconocida, extenso poemario póstumo que está siendo distribuido por estos días).

(otro):
http://diario.latercera.com/2010/08/21/01/contenido/cultura-entretencion/30-36190-9-patti-smith-2666-es-la-primera-verdadera-obra-maestra-del-siglo-xxi.shtml


La Inercia Que Come

Hoy estoy esperando una respuesta y esa falta que extendida se mantiene en cada pulsación que golpea a mis sientes me remite a una angustia de amor antigua: el gusano espirituall. ëse es su nombre, en vez de "peor es ná" o "dejao de la mano de dios". Al gusano espiritual, lo tengo adentro, royéndome como manzana: Nunca lo dejaré en paz ni me va a dejar de joder él... o si? espero que alguien, alguna vez, agarre el tentáculo con el que me tiene y se lo enrosque a el. Te quiero. Te Odio.

http://www.youtube.com/watch?v=ZlfuNzXXmV8&NR=1

Asunto: y. reportandoCe

Me encontre con la Catalina.

No estaba muerta ni estaba viva

tenia el aliento de las mujeres desesperadas

y los ojos de las niñas triztes.

Su pe que la Catalina estaba en el torbellino

supe que era tan fuerte como el punzante dolor de su
pecho.

Supe que sus gritos eran todo elsilencio que habia
guardado por años

Supe que era la dueña de todos los regazos

y que el manantial que en su cuerpo brotaba, dormia,
vibraba

y era la escencia misma de todo lo que esta estubo y
estara.

Supe que su piel, su ropa el cielo y la luna que la
rodeaban

eran la misma cosa pero no pude dejar de sentir

que se estaba pariendo, que pario y sabe de nacer y
reconocer en si

el alma apretada y que no es cosa de hombres entender
palpitar el universo

en el utero.

Supe que la distancia era lo correcto

supe que se habia vuelto en si y mas de si en capas

y que giraba volviendose rica y asomada en el espanto

en la unica salida de morir muriendose de amor.

Supe que la Catalina podia ... pero su poder ya no
podia

y fui mi codigo

y fui hombre

y solo le di lo que podia

mis ojos

para completarla

y.


el delicado encanto del no me acuerdo


Quien nos creemos que somos? resaba el titulo de un
disco de vinilo de deep purple.... aveces siento

como si Richie Blakmore me diera en la nuca con la
fender cuando un exceso de idiotez se afina para darle
final a tanta boberia de andar tratanado de querer
saberlo todo, es un especulativo picado mental de
barrio. Al espiritu se llama con gestos eso lo se...
que tienen que ver con el cuerpo , la risa y el
desinterasado don de dar. Hoy miraba a la gata ( no la
secretaria del capo el laburo) y senti que ella era su
intento y me estaba regalando su sombra para que la
viera y es definitivamente la accion personal y intima
la que nos hace crecer. (cuasi instranferible).

Mientras la mayoria de la gente pelea por
estructurarse y darle sentido a su vida aunque sea por
un segundo sentirse( la sociedad de consumo te lo
dara... esa es la promesa que se renueva en cada
nacimiento) .... nosotros hacemos todo lo contrario,
nos desectructuramos adrede, buscamos lo que ellos
llaman el sin sentido y buscamos chiflarnos del
recontraremate. Por eso la clandestinidad para
nosotros es fundamental, el acecho, la accion de
poder, el no hacer y no gastar energia en embocarle

con semen al vaso de caña. Mi amigo Tulio una ves en
el onceabo vaso de vino dijo" Si quieres aprender

de algo que sientes que es bueno pero esta al filo de
la mentira y el ridiculo buscate uno como tu , se su
detractor , pero dale entender claramente que lo
respetas y que deseas sinceramente que deje de pensar
idioteces". Al pedir el doceabo vino dijo "No es un
engaño pues los dos salen igualmente beneficiados

Tu intentaras no pensar como tu mismo para poder
reafirmarte y el se reafirmara hasta llegar a pensar
que el debe hacer lo mismo que haces tu con otro para
poder reafirmarce".

( Fragmento tomado de el libro "El mostrador del Bar
es un acantilado").

Mis mundos de ensueños no son demasiado diferentes que
mi realidad cotidiana.... que mas puedo esperar si soy
un idiota?.

( del libro " Una aspiradora semienterreda en la playa
de la isla del tonal")

pd: Algun Guerrero sale de Montevideo para tafi? . De
Buenos Aires quien arranca y que fecha?

Puedo llevar a los tapires?(caben en un baul grande).

Se puede ir de mocasines?

Alguien tiene una camiseta que diga "maldito
flanders"?

Tafi tiene aeropuerto internacional? ( a no.... es
cierto.... el ostentoso era el de la Rioja)



y.

No te busques ya en el umbral
Spinetta Jade. Luis Alberto Spinetta

Estas perdiendo el tiempo
pensando, pensando, y estas fuera de la vida
jugando y perdiendo.

Comes tu consciencia
manzano en la nada
y que dirán las sombras
de todo tu regreso.

Tu ser sin querer se abrirá de la luz
se irá sin saber que lo amaban...

Deambulan los perros
en busca de agua
y como pasa el tiempo
sin fuego, sin fuego

Ángel de los pobres
pequeña armonía
algo tiene un ensueño
en este insomnio.

Tu ser sin querer se abrirá de la luz
se irá sin saber que lo amaban...

Ya dejaste tu día
buscando las moras
hablando de los niños
que escriben en el cielo

Apocalypse
de aire, de aire
termina todo ese oro
en tus bolsillos

Perdido en el mundo tu ser te dolerá al fin
ombligo de piedra marcado.

No te busques más
en el umbral
para que sepan la forma de tu alma
y que siga la melodía.

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como conoci a mi amada bruja
SONIA ( Lady Trance).

Cuando EL MARAVILLOSO CIRCO DEL FORMIDABLE HOMBRE
ESCARBADIENTE Y SU SHOW DE
ANIMALES INTREPIDOS EN LA DIMINUTA CARPA DE COLORES"
estaba por Salta....

Asunto: Como conci a Sonia....

Cuando conoci a Sonia estabamos en Salta con el circo.
Un medio dia que fuimos

con los de la troupe de civil, a la capital, a comer
decentemente a una fonda, nos encontramos

con ella. Estabamos todos, el carpincho estaba
tomadouna coca diet con albondigas sin acompañar,

los ñanduces leian la vida de Juana de ibarborou
mientras picaban papafritas esperando

el plato fuerte y el tatu ( el que sabia de marketing)
dale que jodia con lo de la promociones

mientras comia una bondiola, yo solo me pedi una
botella de vino rosado.

Eramos un grupo de looser gastandonos los ultimos
pesos en una comida frugal de pobres pero a todos nos
brillaban los ojos. El tatú habia conseguido una
promocion de perfumes naturales en la cual los
ñanduces tenian que salir con una peluca tipo africa
looc violeta a hacer la propaganda, y los dos

hermanos no estaban ni ahi y el suponia que yo los
podría convercer. Que los ñanduces se disfrazaran de
mujer no era novedad ya que aveces anadaban de baton y
ruleros pero lo que pasaba es que no se fumaban mucho
al tatú y su ondita superpublicitaria y ganadora.

Depronto por la ventana una mujer... una mujer que
hacia señas, una mujer que bailaba, una mujer que se
desvestia, una mujer que se cubria, una mujer que se
estiraba, una mujer que se acoplaba una mujer que se
acoplaba, una mujer que se acompañaba y acompañaba a
la mujer que estaba sola y acompañaba

a la mujer que acompañaba, una mujer a la cual le
crecian alas a medida que movia las aletas mientraslas
branquias hacian musica, una musica rara muy rara pero
mas conocida que el grito del tero,un tero rapero
lleno de jazz pero que se descanzaba en un riff. Nos
miramos la miramos y era el susurro de una luz ambar (
y el tatú se recago y puso cara de nabo) ( y los
ñanduces estaban extaciados) ( y el carpincho queria
pedir la cuenta pero la patita no le respondia ) (y
ami el vino se me puso verde).

Nos volvimos a mirar y en la mirada estaba ella y ahi
nos cagamos todos y el tatu empezo a rezar y el
carpincho le dio un un golpe en la nuca por boludo y
los ñanduces estaban a los besos y yo(LA CONCHA DE LA
MADRE )que sed tengo y el vino esta verde y luminoso.

Cuando sentimos una enorme exsalacion que todo puso en
su lugar .... y a ella en nuestra mesa... comiendo la
unica puta langosta que habia en salta .... y nos dijo
no me gusta.

Como una niña mal criada tomo al moso de la solapa y
con ternura le dijo " Sacame esta basura de

aca y traigame papas herbidas " Si LADY TRANCE dijo el
moso y salio como si tubiera un patrioten el culo. .

continura

y.

http://www.youtube.com/watch?v=ZlfuNzXXmV8&NR=1

El Gusano Espiritual

que se hace despues de haberlo encontrado?
que se hace?
que se hace con la angustia del infinito cercano?
que se hace Enrique?
que se hace con las proyecciones del hombre que a muerto?
que se hace Enrique?
que se hacen con los dibujos de la alfombra
que laten que exudan vida?
que se hace con las manos del ninio que atrape en ensuenios?
que se hace?
que se hace enrique?
que se hace con el perfume y las curvas calientes de la mas hembra de
las hembras?
que se hace don enrique rojas con los sinceros deseos
y la tormenta en los ojos?
que se hace con esta orda de aprendices virtuales que guardan
en sus paniales los primeros sustos de la segunda atencion?
que se hace rojas?
que se hace con lo que ha despertado el intento de los antiguos
en el corazon de microchip en microchip?
que puede hacer este corazon irrespetuoso
que se parovecha de usted, lo arricona le, pide informacion,
y le recuerda con vos grotesca que se ha puesto al alcance
de esta marania de yos que no tienen enie en el teclado
o se le a escapado.

y.



El gusano espiritual se retuerce en su morada obscura bajo tierra
como si quisiera ensoñarse mariposa
Qué se hace? Qué se hace, me pregunto
mientras se acumulan en mis pechos las respuestas. Nada
de nada puede hacerse bajo tierra
excepto los oscuros designios de este ser amante
que recibe los despojos como aliento
como vida
alimento de conciencia como tierra
recién arneada

Soltar, soltarlo todo
hasta que ni un vestigio quede
ni un agujero por donde hincar un diente
ni un solo receptáculo de filamentos ajenos
con que autoconsagrar
la INERCIA QUE COME
la inercia que come
la inercia en bloque

El gusano espiritual se sueña moneda
para poder pagar
la libertad de lo humano
en la Madre Tierra